Querid@s amig@s,
Ya estamos en agosto, mes
frenético ahí donde lo veis. Vivimos en una tierra que es un
vergel, donde hay agua abundante y calor, los dos ingredientes
fundamentales para que las plantas se sientan a gusto, crezcan y den
sus frutos. Y también todo tipo de ser vivo, lo que incluye
insectos, hongos... la vida es abundante ¡y rápida!.
Todo comienza a producir
rápido y a principios de verano ya podemos disfrutar de calabacines,
pepinos, berenjenas, pimientos... pero muchos de ellos completan su
ciclo igual de rápido, por eso se establecen dos, uno que comienza
con la puesta en primavera de la planta que se agotará en agosto, y
otro que comienza con la plantación en julio para comenzar a
cosechar desde mediados de agosto.
El huerto no para, y
nosotr@s tampoco. El lunes llovió en la madrugada, así que
aprovechamos que la tierra, ahora seca y dura por el calor, se volvía
blanda para quitar la planta vieja (calabacines, pepinos, judía
verde, lechugas y acelgas subidas a flor...) y el acolchado plástico
(que se va de cabeza al contenedor de reciclado) y dejar que la
tierra tome un aliento antes de prepararla para los calçot que
habremos de comenzar a disfrutar para el mes de octubre o
noviembre...
Mientras están creciendo las tomateras, berenjenas,
calabacines, pepinos, judías, hinojos... puestos el mes pasado,
algunos de ellos están ya casi a punto para cosecha como los
calabacines, pepinos y judías que sustituyen a los que hemos
retirado, otros como los tomates llegarán en septiembre cuando las
plantas que ahora den fruto ya estén agotadas dispuestas a terminar
su ciclo.
Hinojo |
Pepinos a punto |
Berenjena blanca |
Y mientras no nos olvidamos del invierno, ya están puestas
las cebollas, y los puerros y la semana pasada plantamos las
brasicas, que tardan unos tres meses en crecer hasta poder
alimentarnos: coles de bruselas, coliflores, brócoles... y dentro de
diez días seguiremos con las espinacas, las escarolas, remolachas
que mientras escribo, crecen en el vivero de Maspastoret, a menos de
diez kilómetros de Bonastre...
Mientras los tomates de primavera
brotan y brotan, unas variedades para colgar y mantenerse con su
jugo y frescura hasta febrero (aun estando fuera de la tierra),
otras en cambio muy sensibles al agua, reventones en cuanto reciben
una gota de más, esos son los que nosotros en nuestras casas
convertimos en tomate frito y pisto para el invierno... Como veis un
sin parar.
Y tampoco para el
proyecto de la finca de Els Masos: la balsa de riego, limpia
limpísima nos sirve ahora también de piscina para refrescarnos en
las horas que más aprieta la calor, mientras Carlos sigue poniendo
rachola, enfoscado, madera, piedra y tejas para terminar de reparar
la antigua pallissa que habrá de servir de almacén y obrador donde
guardar todos los aperos y preparar los pedidos. Y la próxima semana
si todo va bien, comenzaremos a montar también el gallinero, para
con un poco de suerte poder alojar ya el próximo mes a las gallinas
inquilinas que habrán de surtirnos de huevos. Al frente de este
“frente” Juan, veterinario sabio de estos y otros menesteres. Y
mientras también Dani Campdelasort lidia con la CCPAE en el trajín
laborioso de la certificación ecológica.
Y como la vida gira y no
para, en el pueblo y fuera del campo son vacaciones nacionales, por eso disfrutamos de noches de cine a la fresca, comiendo pipas y viendo películas para todos los públicos en la Plaza Mayor de Bonastre, y la suerte nos
regala amigos y familia que viene de visita a hacernos reír y mimos (o darnos masajes fisioterapéuticos que nos repongan los cargados músculos, gracias Eva) y servirnos de descanso del cuerpo cansado cuando vuelve de la tierra
y de la cabeza inquieta cuando hacemos números suspirando que el
sueño de convertir en viable este proyecto, sea posible gracias a
vuestro generoso apoyo.
Un abrazo amig@s,
esperamos que tod@s esteis disfrutando vuestros merecidos descansos,
segur@s de que a la vez encontraréis los ratitos para decirle a este
gobierno y a este sistema que no estamos de acuerdo con sus medidas,
que tenemos derecho a unas conquistas sociales que no son negociables
ni recortables, y que no somos carne muerta que tragamos con todo.
Foros para gritarlo, no faltan.
Para que luego digan que vivir en el campo es un castigo. Cierto que no se gana el pan de balde pero la tierra es generosa con quienes la cuidan.
ResponderEliminarUn saludo